El primero en ventilar artificialmente un ser vivo fue Andrea Vesalius, en 1543. Insuflaba aire en los pulmones para estudiar los órganos torácicos en un animal vivo y evitar el colapso pulmonar que producía la apertura del tórax. Aunque aplicaba presión positiva en la vía aérea, esta forma de ventilar debería esperar hasta principios del s XX para su desarrollo.
Hay que esperar hasta 1887 para que el ingeniero y cirujano Georg Edward Fell, ventile exitosamente a un paciente a través de una traqueotomía que conectó mediante una manguera a un fuelle accionado con el pie. Posteriormente, en lugar de la traqueotomía aplicó una mascarilla facial y logró salvar a pacientes intoxicados por morfina. El comienzo de la ventilación no invasiva!
En 1888 el pediatra neoyorkino Joseph O´Dwyer, que había desarrollado un método de intubación para evitar la traqueotomía en niños con difteria, utilizó el dispositivo de Fell efectuando la ventilación a través de un tubo endotraqueal. El llamado aparato de Fell-O´Dwyer pasó al olvido cuando la aplicación de la antitoxina diftérica se hizo más común y redujo la necesidad de intubación por esta causa.
En 1907 la Firma Dräger diseñó en Alemania el Pulmotor, un dispositivo para ventilación a presión positiva aplicada por mascarilla, que utilizaba un cilindro de oxígeno o aire comprimido como fuente de energía y de cuya presión dependía su funcionamiento. El pulmotor se usaba como dispositivo de reanimación en extrahospitalaria, pero no era adecuado para ventilaciones prolongadas y su uso no se extendió dentro del hospital.
A mediados del siglo XIX se relativizó la ventilación con presión positiva y se diseña un modelo de ventilación lo más fisiológico posible, es decir, con presión negativa. Así es como nace el Pulmón de Acero, primer ventilador mecánico producido a escala industrial y que dominaría la ventilación mecánica hasta mediados del siglo XX. Fue inventado por Philip Drinker y Louis Shaw, de la Harvard School of Public Health. Consistía en una cámara que incluía todo el cuerpo del paciente, con excepción del cuello y la cabeza, y que lo sometía a presión negativa intermitente mediante un generador eléctrico. El primer pulmón de acero fue instalado en el hospital Bellevue de Nueva York, en 1927 para combatir la epidemia de polio.
En 1937, la falta de pulmones de acero para hacer frente a la epidemia de poliomielitis en Australia, llevó a los ingenieros Edward y Donald Both, de la Universidad de Adelaida, a desarrollar una variedad del pulmón de acero con cabina de madera, más ligero, móvil, barato y rápido en fabricar. Lo llamaron “Alligator” por la apertura de su tapa superior semejante a la boca de un cocodrilo y se extendió rápidamente por todo el Commonwealth.
Los respiradores en coraza representaron un nuevo desarrollo en la ventilación a presión negativa. Este aparato se limitaba al tórax, siendo más confortable y permitía una mejor accesibilidad y movilidad del paciente. Eran portátiles, simples de instalar y más baratos. Sin embargo, estudios de los años 50 demostraron su menor eficiencia frente al pulmón de acero y su uso quedó relativizado.
La epidemia de polio de 1952 en Copenhague, marca el final del paradigma de la ventilación a presión negativa y confirma la superioridad de la ventilación a presión positiva y su aplicación clínica al mejorar en mucho la supervivencia de los pacientes con parálisis.
En 1953 Carl Engström construyó un primer respirador capaz de ventilar a presión positiva.
Desde el ventilador de Engström, hasta nuestros días, sólo han transcurrido unos 65 años, sin embargo es espectacular la evolución que ha experimentado la ventilación mecánica siendo un logro tan reciente en la larga historia de la medicina.
El desarrollo de los ventiladores mecánicos en las últimas décadas ha tenido como objetivo mejorar su efectividad, ser más fisiológicos, reducir riesgos y promover el confort. Este desarrollo ha superado en muchos casos incluso la velocidad de aprendizaje y adaptación de muchas unidades de críticos y su personal a las nuevas innovaciones tecnológicas en ventilación, siendo impensable hasta hace poco, disponer de un ventilador hasta en nuestros domicilios.
El futuro en la ventilación mecánica es imprevisible, y son muchas las líneas de desarrollo e investigación actuales, en cuanto a nuevos modos ventilatorios y dispositivos cada vez más automatizados y seguros. Pero sea cual sea su devenir, seguro que no dejará de sorprendernos.
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Colección de vídeos relacionados con los inicios de la ventilación mecánica, y drenaje de secreciones. Los tres últimos están relacionados con los cuidados de enfermería en el paciente ventilado. No tienen desperdicio!